“Se puede engañar a algunos todo el tiempo, y a todos algún tiempo, pero
no se puede engañar a todos todo el tiempo”
Abraham Lincoln
Si te estás arruinando la vida, observa a detalle y verás
que gran parte se resume a esto. ¿Estás cumpliendo con tu palabra o no?
A veces
ese incumplimiento de palabra es a otros, pero las más de las veces es un
incumplimiento personal. Sí, a la persona
que solemos deberle más, es a nosotros mismos. La violación de los
acuerdos, las promesas, los pactos, suelen ser personales. Con el tiempo, nos debemos todo y llegamos a
conclusiones de que la vida es un fracaso,
de que no me gusta quién soy o simplemente de que no he logrado nada. Claro,
pendulando a victimizaciones, al fin irresponsables!
Nuestro éxito como personas está en relación directa con el cumplimiento de nuestros compromisos. La promesa y su cumplimiento
es la esencia de una conducta responsable.
A veces esa palabra se ha visto comprometida con los demás.
Inventamos enormes excusas para los
incautos destinatarios, justificando el por qué rompimos nuestra palabra. Dicen
por ahí que si no puedes mostrar resultados, vende excusas. Siempre hay
culpables para la incompetencia: la vida, las circunstancias, el cosmos, la gente,
el gobierno, la suerte, los padres, los hijos, la esposa, hay miles!. El
deporte favorito de los faltos de palabra es inventar historias y claro, creérlas.
Cuando rompes y rompes tu palabra, solo te desacreditas y la espiral descendente continúa. Desconfías de
ti y desconfían de ti. La palabra va de la mano con la honestidad de quiénes
somos. Es no pretender ser y simplemente ser. Una persona que cumple la palabra
es predecible porque es honesta y auténtica.
Cuando cumplimos la
palabra dada, vamos acumulando cada vez más crédito para que la gente siga
creyendo en nosotros. …..Cuando das la palabra y no la cumples, estás enviando
simultáneamente dos mensajes: el primero es que los demás no importan lo
suficiente para que hagas honor a tu palabra; y el segundo mensaje se refiere a
la poca importancia que le das a la capacidad de hacer algo por los demás. En
ambos casos, son subestimaciones. (Pág 67)
Una persona responsable da la palabra y la cumple sólo por
el hecho de haberla dado.
Vale la pena saber cuál es la palabra que has dado hoy y que
no has cumplido. Primero contigo y luego con los demás.
Clau Jim.
Fuente: ROSEN, Mario A. El undécimo mandamiento. No matarás
tus sueños. Edición electrónica.
Extraída de: www.cocrear.com/libros.html
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